El amor solo cambia de forma

¿Cuánto puede uno sentir? ¿Cuánto puede alguien clavársenos en la sien, que se vuelva nuestra musa inagotable, nuestra perseverante alegría y nuestro tormento interminable? El amor solo cambia de forma es un diario que el autor va tejiendo con el pasar de los años, con la aguja penetrante de su pluma, en delicadas telas de amor y pasión, y de vez en cuando en tejidos que no son otra cosa que su preocupación por situaciones de la cotidianidad de los días. Las madrugadas, abonos del recuerdo, son regularmente las espectadoras de aquel mar de palabras; aunque no se escapan mañana, tarde y noche. Sobre todo, no se escapa Ella, aquel cambiante y nunca nombrado ser que ha condenado al autor a hacer ofrendas con cada escrito.
El jazz y la admiración generalizada por lo musical, el ardoroso beso, el cuestionamiento constante, el diálogo perspicaz... son, sencillamente, las muchas maneras en las que el autor sabe decir Te quiero. Busca o espera, o ambas cosas a la vez, pero su corazón siempre lo agita un sentimiento grave.
Tienes, lector, a lo mejor el corazón de un hombre que puede decir con orgullo que ha amado.
Yo te busco a ti... yo te espero a ti.
José L. Reyes