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La vida y la muerte, con sus necesarias escalas y desvíos, como el suicidio, la eutanasia, el aborto, son los temas que le ocupan y preocupan al jurista y catedrático venezolano Alfonso Rivas Quintero. Y una razón de fondo le anima, apuntando a lo que es connatural a toda persona y que, en este tiempo desasido de lugares y negado en su vértigo al mismo tiempo, parece haberse olvidado, a saber, el valor eminente del bien inexcusable de la libertad y de las responsabilidades que conlleva. Dice él, por lo mismo y obligándonos a regresar sobre la senda antropológica, que "es posible que la fecha para el tránsito a la eternidad haya sido o no prevista en el plan de Dios". Y lo hace para agregar lo que importa: "Recuérdese que Él también nos dio el libre albedrio de seguir su plan o no y tomar nuestras decisiones como consideremos mejor, de ahí entonces que podemos concluir que Dios no nos limitó la libertad de pensar y de actuar fuera de su plan y por eso si decidimos poner fin a nuestra existencia Él no actuará coartando nuestra voluntad".
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