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In the wake of protest and revolution, Mario lands in London with a bag full of South American jewellery and trinkets. Will he make ends meet on the markets of Camden and Portobello? Will he find love and romance among the bartering locals? How will he fare with the emigres and the forgotten social elites of his own society? - How will he navigate the complex world of 90s London? - A world that seems to be on the tip of its own iceberg: protest, riot, petty thievery, scam and shenanigan.¿Será posible el amor en Londres? ¿O quizás en Ibiza, o más allá? ¿Podrán Danilo, Mario, y demás, sobrevivir en la gran ciudad vendiendo sus artesanías en las ferias de Camden y Portobello?¿Cómo será su relación con los locatarios, y con la variada comunidad Latina?¿Cómo navegarán los complejos tiempos de la década de los noventa: protesta, agitación, fiestas clandestinas, conflictos, romance y travesura...Anibal Buonomo describes San London thus: "El libro consta de catorce relatos diferentes que están interconectados a través de personajes, tiempos y lugares. Siete de ellos están escritos en inglés (Proctor) y otros siete en castellano (Buonomo)."The book is a mesh of interconnecting relations across time, place and character. Seven stories are written in English (Proctor) and seven more in Spanish (Buonomo).Here is a short extract from one of the Spanish stories, Poll Tax, which describes a demonstration in central London against the Thatcher Government's unpopular tax in the late nineteen eighties:Interminables columnas de gentes se dirigían hacia Trafalgar Square. Y policías, muchos cops, cientos y cientos de cops. En las escalinatas de la National Gallery habían formado un cordón... miró hacia el lugar donde siempre estaba el hombre que vendía salchichas, aquel hombre tosco, lacónico, que permanecía hasta la medianoche parado detrás de su prolijo carrito. (Él lo observaba cuando esperaba el bus nocturno, observaba cómo pasaba parte de su tiempo cocinando las rebanadas de cebolla, las movía sobre la plancha de aquí para allá, pedacito por pedacito y las miraba fijamente largo rato mientras quién sabe qué pensaba debajo de su boina). El hombre no estaba aquella tarde.Los cops llevaban caras rígidas, tensas, sus ojos con agresividad. Lejos de la imagen de la postal donde el policía amablemente sonríe a los turistas, estos me recordaban a los de Sudamérica en tiempos de la dictadura- el sombrero aparte, claro.Danilo is suddenly trapped by the police advance. What will he do? Will he escape?El saxofonista se había ido de la entrada de Charing Cross Station. Ahora la música que se escuchaba eran las voces de protesta. Muchos manifestantes portaban carteles no muy grandes y bien prolijos que decían simplemente en blanco y negro NO POLL TAX. Danilo pidió uno y lo colocó al costado de su puesto. Algunos en el mercado hicieron una mueca de reprobación como no queriendo mezclar el business con la protesta. A Danilo le importó poco. Y de hecho eso era una gota en el océano porque muy pronto eran miles y miles de protestantes y miles de cops. Justo a un costado de la plazoleta, por St. Martins Lane, los canas bloquearon el paso a la muchedumbre y, a los pocos segundos el volumen de los cánticos se elevó; la tensión se elevó. Danilo y otros comenzaron a levantar el puesto, a guardar las mercancías. En aquel momento vio cómo una lata de cerveza levantaba vuelo por el aire, giraba un par de vueltas, se dirigía hacia la barrera policial, y ... Pum cayó con fuerza sobre la barrera. La reacción fue inmediata, una camioneta blindada de la policía arremetió contra la muchedumbre, y ese fue el comienzo.
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