Bøger af Jose Antonio Llorens

Nueva edición corregida, nueva tipografía, nuevo formato.Dice Lovecraft: "Todas mis historias, aunque sin relación entre si, están basadas en la creencia o leyenda de que este mundo estuvo habitado por otra raza que, por practicar la magia negra, perdió su lugar y fue expulsada, pero todavía vive en el exterior dispuesta a tomar posesión de esta tierra" H.P. LOVECRAFTEn este libro de 512 páginas una selección de lo mejor de Lovecraft. Contiene las siguientes historias: EL MODELO DE PICKMAN, LA TUMBA, LA CASA ENCANTADA, ARTHUR JERMYN, LOS SUEÑOS EN LA CASA DE LA BRUJA, EN LAS MONTAÑAS DE LA LOCURA, EN LA CRIPTA, EL HORROR DE DUNWICH, EL CASO DE CHARLES DEXTER WARD.Pero el espectáculo fue peor de lo que había temido. Hay horrores que superan a todos los horrores imaginables, y aquél era uno de ellos. De los hongos brotaba un vapor amarillo y luminoso, que burbujeaba a una altura gigantesca en vagos perfiles medio humanos medio monstruosos, a través de los cuales pude ver el hogar y la chimenea. Era todo ojos -lobunos y burlones-, y la rugosa cabeza, parecida a la de un insecto, terminaba en una especie de niebla que remolineaba pútridamente a su alrededor y se desvanecía finalmente por la chimenea. Digo que vi aquella cosa, pero sólo he conseguido rastrear su condenable tentativa de forma a través de una consciente retrospección. En aquel momento no era para mí más que una nube fosforescente envolviendo y disolviendo en una horrible plasticidad al único objeto en el cual estaba concentrada mi atención. Aquel objeto era mi tío, el venerable Elihu Whipple, cuyo rostro ennegrecido me miraba con una expresión angustiada, como si quisiera advertirme contra el horror que había hecho presa en él. No comprendo cómo pude evitar el volverme loco. Creo que lo que me salvó fue el hecho de que me había estado preparando física y espiritualmente para aquel instante crucial, y mis reacciones fueron una serie de movimientos reflejos. Dándome cuenta de que aquel maligno burbujeo no era una sustancia atacable con materias químicas, ignoré el lanzallamas que se erguía a mi izquierda, pulsé el interruptor del tubo Crookes y lo enfoqué hacia aquella escena fantasmal. Se produjo una neblina azulada y un frenético chisporroteo, y la fosforescencia amarilla disminuyó en intensidad a mis ojos. Pero no tardé en darme cuenta de que aquella disminución era sólo de contraste, y que las ondas de la máquina eran absolutamente ineficaces... Ya disponible la tercera selección. Buscar en el punto com.