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Azul Atlántico (Sur) es la tercera entrega de la saga de Jabo Azpilcueta, comandante de la Guardia Civil, especialista en tráfico de bienes artísticos o arqueológicos.Teddy Bryan, paracaidista británico veterano de Malvinas, aparece muerto en la villa de Fuente de Piedra, donde residía desde 2005. Por su antigua y estrecha relación con personas ligadas al tráfico de bienes, Azpilcueta y Amaya deben hacerse cargo de la investigación. El británico vive de pequeños negocios en los que sus paisanos le confían compraventa de coches y casas, o su restauración. En una de las casas que Teddy restaura en la villa, la Guardia Civil halla una piedra de taracea del siglo XVIII, conocida como Vista de Bermeo, desparecida hace años según los catálogos oficiales del Museo del Prado.Para completar la investigación, Azpilcueta ha de viajar al Reino Unido, donde se verá con viejos conocidos de las dos novelas anteriores y una realidad con la que el Brexit impregna no solo a los acontecimientos actuales, sino también los históricos.
El capitán español Fulgencio Colinas, tabaquero en la Cuba de 1898, muere a manos de un mercenario francés, en plena guerra con los americanos.Años después, en el verano de 1917, España está sumida enlos disturbios que enfrentaban al pueblo y a la monarquía. Curiosamente, las Juntas Militares de Defensa apoyaban ahora reformas que coincidían con las que la sociedad deseaba. Algunos de esos militares rebeldes huyeron del país en busca de otra vida. Pero Alfonso XIII decide mandar a Gorgonio Colinas, del servicio secreto, a Argentina a buscarles. Se habían vuelto necesarios en la conciliación que el rey pretendía.Dos meses después, el capitán Gorgonio Colinas acaba encontrando en la ciudad de Cruz del Eje al militar que buscaba, pero tambíén a una verdad reveladora e inesperada.
A nadie dije, ni a nadie conté jamás, salvo a la Socorrilla, lo que había ocurrido. No se lo maquillé, ni le oculté datos. A la Socorrilla le conté incluso que, estando ya lejos del olivar, y del Mauser del cabo Jardiel, yo había oído un disparo. Un disparo que no era de mauser. Era un disparo de pistola. No sé quién disparó ni a quién. Ni por qué. Pero el balazo de Juan era en el bajo vientre. Y sé que esos disparos producen una muerte dolorosa y lenta. Tal vez se apiadaron de él. O no quisieron que contara nada a nadie. Sólo Dios lo sabe.Yo había ocultado una cosa a Juan. Y necesito que se sepa.
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