Gør som tusindvis af andre bogelskere
Tilmeld dig nyhedsbrevet og få gode tilbud og inspiration til din næste læsning.
Ved tilmelding accepterer du vores persondatapolitik.Du kan altid afmelde dig igen.
826 páginas, 3.100 anécdotas, mas de 500 personajes. Contadas con el estilo y sentido del humor inigualable de Noel Clarasó. Esta ANTOLOGÍA DE ANÉCDOTAS está dividida en tres partes: ANÉCDOTAS DE PERSONAJES DE TODO EL MUNDO, MENOS DE ESPAÑA. ANÉCDOTAS DE PERSONAJES ESPAÑOLES y ANÉCDOTAS SIN PROTAGONISTA CONOCIDO. En las dos primeras las anécdotas se han dispuesto por orden alfabético de los nombres de los protagonistas y llevan los correspondientes índices, de forma que pueda localizarse de inmediato el personaje que se desee. En la tercera, el tema de que se trata cada anécdota está indicada al margen de la misma. De todos los personajes se señala la fecha de nacimiento, y antes de su anécdota o anécdotas se incluyen algunos datos como breve resumen histórico o de su obra. Los personajes con anécdotas son mas de quinientos, antiguos y modernos. Se da preferencia a las anécdotas de personajes muy conocidos. De éstos, algunos: Diógenes, Alejandro Magno, Rivarol, Napoleón Bonaparte, Oscar Wilde, Tristan Bernard, G.B. Shaw, tienen muchas anécdotas, otros muy pocas. Las anécdotas son independientes y el libro, por consiguiente, puede leerse escogiendo el personaje o tema que en un momento dado interesen, o bien de manera continuada. Su lectura resulta no sólo amena sino también formativa pues contiene un verdadero caudal de erudición y de conocimientos históricos. Una de las 3.100: El doctor José de Letamendi fue catedrático de Patología en la Universidad de Barcelona. Se cuenta de él que una de sus primeras lecciones fue llevar a los alumnos a ver un cadáver. Una vez ante él, les dijo: -Dos condiciones ha de tener un buen médico: no sentir repugnancia por nada de lo que a los enfermos se refiere y poseer en alto grado lo que, entre nosotros, llamamos ojo clínico, que es una especie de intuición profesional que nos hace darnos cuenta, sin error, del tipo de afección que padece el enfermo. Después les invitó a poner el cadáver en posición de decúbito supino y les dijo: -Van a hacer ahora ustedes lo mismo que me vean hacer a mí. Introdujo el dedo índice en el orificio posterior del cadáver y, sin limpiarlo, se lo introdujo después en la boca. Los alumnos, para quedar bien, todos, uno a uno, repitieron la doble operación. Y, entonces, el doctor Letamendi les dijo: -Muy bien y muy mal a la vez, puesto que queda probado que saben ustedes vencer la repugnancia natural; pero también queda probado que en ojo clínico andan muy mal, ya que ustedes han usado siempre el mismo dedo, sin darse cuenta de que yo he usado dos: uno para introducirlo en el cadáver y el otro para introdu-círmelo en la boca.
Tilmeld dig nyhedsbrevet og få gode tilbud og inspiration til din næste læsning.
Ved tilmelding accepterer du vores persondatapolitik.