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The Covid-19 pandemic caused major disruptions to education around the world. Since the World Health Organization declared a pandemic on March 11, 2020, most students on the planet were affected by the interruption of in-person schooling. To mitigate the educational loss such interruption would cause, education authorities the world over created a variety of alternative mechanisms of education delivery. They did so quickly and with insufficient knowledge about what would work well, for which children, and for what aspects of the schooling experience.Having to create such alternative arrangements in short order was the ultimate adaptive leadership challenge, one for which no playbook existed, one for which solutions would have to be invented, rather than drawn from existing technical knowledge. The nature of the challenge differed across the world and regions, and it differed also within countries as a function of the differential public health and economic impact of the pandemic on communities, and of variations in institutional and financial resources available to redress such impact, including availability of digital infrastructure and previous knowledge and experience of teachers and students with digi-pedagogies and other resources to create alternative education delivery systems.Sustaining educational opportunities amidst these challenges created by the pandemic was an example of adaptive education response not to a unique unexpected challenge but to one in a larger class of problems, just one of the many adaptive conundrums facing communities and societies. Beyond the challenges resulting from the pandemic, other complications of that sort predating the pandemic included those resulting from poverty, inequality, social inclusion, governance, climate change, among others. In some ways, the pandemic served as an accelerant for some of those, augmenting their impact or underscoring the urgency of addressing them. Adaptive puzzles of this sort, including pandemics, are likely to continue to impact education systems in the foreseeable future. This makes it necessary to strengthen the capacity of education systems to respond to them.Reimagining education systems so they are resilient in the face of adaptive challenges is an opportunity to mobilize new talent and institutional resources. Partnerships between school systems and universities can contribute to those reimagined and more resilient systems, they can enhance the institutional capacity of education systems to devise solutions and to implement them. Such partnerships are also an opportunity for universities to be more deliberate in integrating their three core functions of research, teaching and outreach in service of addressing significant social challenges in a context in rapid flux.In this book we present the results of one approach to produce the integration between research, teaching and outreach just described, resulting from engaging graduate students in collaborations with school systems for the purpose of helping identify ways to sustain educational opportunity during the disruption caused by the pandemic. This activity engaged our students in research and analysis, contributing to their education, and it engaged them in service to society. The book examines what happened to educational opportunity during the Covid-19 pandemic in Bangladesh, Belize, the municipality of Santa Ana in Costa Rica, Guatemala, Kenya, in the States of Sinaloa and Quintana Roo in Mexico, South Africa, United Arab Emirates, and in the United States in Richardson Independent School District in Texas. It offers an systematic analysis of policy options to sustain educational opportunity during the pandemic.
La pandemia de Covid-19 provocó importantes interrupciones en la educación en todo el mundo. Desde que la Organización Mundial de la Salud declaró una pandemia el 11 de marzo de 2020, la mayoría de los estudiantes del planeta se vieron afectados por la interrupción de la escolarización presencial. Para mitigar la pérdida educativa que causaría tal interrupción, las autoridades educativas de todo el mundo crearon una variedad de mecanismos alternativos de educación. Lo hicieron rápidamente y con un conocimiento insuficiente sobre lo que funcionaría bien, para qué niños y para qué aspectos de la experiencia escolar. Crear tales arreglos alternativos en poco tiempo fue un enorme desafío de liderazgo adaptativo, uno para el que no existía un libro de recetas, uno para el cual habría que inventar soluciones, en lugar de extraerlas del conocimiento técnico existente. La naturaleza del desafío difirió en todo el mundo y en diversas regiones, y también dentro de los países en función del impacto diferencial en la salud pública y la economía de la pandemia en las comunidades, y de las diferencias en la disponibilidad de recursos institucionales y financieros para mitigar dicho impacto, incluyendo disponibilidad de infraestructura digital y conocimiento previo y experiencia de profesores y estudiantes con digi- pedagogías y otros recursos para crear sistemas alternativos de entrega de educación. Mantener oportunidades educativas en medio de estos desafíos creados por la pandemia fue un ejemplo de respuesta educativa adaptativa no a un desafío inesperado único sino a uno en una clase más grande de problemas, solo uno de los muchos acertijos adaptativos que enfrentan las comunidades y sociedades. Más allá de los desafíos resultantes de la pandemia, otras complicaciones de ese tipo anteriores a la pandemia incluyen las derivadas de la pobreza, la desigualdad, la inclusión social, la gobernanza, el cambio climático, entre otras. De alguna manera, la pandemia sirvió como acelerador para algunos de estos, aumentando su impacto o subrayando la urgencia de abordarlos. Es probable que los acertijos adaptativos de este tipo, incluidas las pandemias, sigan afectando a los sistemas educativos en el futuro previsible. Esto hace necesario fortalecer la capacidad de los sistemas educativos para darles respuesta. Reimaginar los sistemas educativos para que sean resilientes frente a los desafíos adaptativos es una oportunidad para movilizar nuevos talentos y recursos institucionales. Las asociaciones entre los sistemas escolares y las universidades pueden contribuir a reinventar estos sistemas más resilientes, aumentando la capacidad institucional de los sistemas educativos para idear soluciones e implementarlas. Esas asociaciones son también una oportunidad para que las universidades sean más eficaces en la integración de sus tres funciones básicas de investigación, enseñanza y divulgación al servicio de hacer frente a los desafíos sociales importantes en un contexto en rápida evolución. En este libro se presentan los resultados de un enfoque para integrar la investigación, la enseñanza y la divulgación involucrando a estudiantes de postgrado en colaboraciones con sistemas escolares con el propósito de ayudar a identificar formas de mantener las oportunidades educativas durante la interrupción causada por la pandemia. Esta actividad involucró a nuestros estudiantes en la investigación y el análisis, contribuyendo a su educación, y les dio la oportunidad de servir a otros en un momento crucial. El libro examina qué sucedió con las oportunidades educativas durante la pandemia de Covid-19 en Bangladesh, Belice, el municipio de Santa Ana en Costa Rica, Guatemala, Kenia, en los Estados de Sinaloa y Quintana Roo en México, Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos, y en los Estados Unidos en el Distrito Escolar Independiente de Richardson en Texas. Ofrece un análisis sistemático de opciones de polít
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