Bag om Amadeo Brañas, historiógrafo
Una mañana, sonó en mi mente la frase me llamo Amadeo Brañas e invento patrañas. De allí surgió la historia de un aprendiz de escritor, que ha vivido toda su vida en los márgenes de la literatura. Cuando lo despiden de su último empleo, como redactor del horóscopo en un periódico sin ser astrólogo, inventa un oficio que le permite escribir para ganarse la vida. Consiste en reescribir las tristes historias que sus clientes le llegan a contar, desde un punto de vista positivo; poniéndoselas bonitas, como él dice, cobrándoles por ello cien quetzales. Todo va más o menos bien, aunque él no está realizando su sueño de convertirse en un escritor de verdad, hasta que uno de sus clientes se suicida. Esto lo lanza a una aventura de autoexamen y a la vez detectivesca, pues se empeña en averiguar los móviles del suicidio, llegando a sospechar que fue un asesinato. Mientras tanto, sigue atendiendo a sus clientes, entretejiendo sus historias y hasta inmiscuyéndose en algunas ellas, al tiempo que persigue sus anhelos y la hace de detective, hasta que un par de eventos fortuitos le hacen recapacitar, le dan un nuevo rumbo a su vida y le permiten dedicarse a lo que siempre ha querido.
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