Bag om En Las Llanuras del Camagüey II. Dolores Cruz
EN LAS LLANURAS DEL CAMAGUËY II DOLORES CRUZ Las llanuras del Camagüey constituyen un inmenso territorio de paisaje plano y monótono, carente de alturas, ubicado en la región centro-este de Cuba. En tiempos anteriores en ellos sólo había selva virgen: impenetrable y misteriosa, en las que irrumpió violentamente la mano del hombre para transformarla - bajo poderosos intereses económicos - en inmensos potreros para la explotación del ganado vacuno, o cañaverales cuyo verdor se pierde en el infinito, destinados a alimentar los enormes molinos de los centrales azucareros, cuyas fauces metálicas, en tiempo de zafra, no hacen más que pedir caña y más caña. En esos escenarios naturales y pintorescos, extensos y despoblados, y por supuesto rodeados de misterios y leyendas, se desarrollan los acontecimientos que narramos en este volumen, tomando como eje central a una mujer con aptitudes paranormales y personalidad bipolar, destinada a hacer el bien entre sus semejantes y mantener el equilibrio entre las fuerzas reales del mundo y las sobrenaturales del inframundo, cuya estabilidad pende de un hilo, después que ocurriesen sucesos trágicos y dolorosos en la época de la esclavitud, en los que estaban involucrados sus ascendientes. En la primera de las narraciones: Dolores Cruz, se plasma con crudos matices la barbarie de la esclavitud en Cuba, la isla más grande del Caribe, que motiva una violenta sublevación de esclavos en un ingenio azucarero, en que mueren salvajemente asesinados los propietarios, familiares de un joven criollo de vida licenciosa y despreocupada. La cruel venganza de éste, similar a la actuación de los sublevados, conlleva la maldición por las divinidades yorubas del lugar y de sus descendientes, hasta que una niña: Dolores Cruz, nace en circunstancias excepcionales y es dotada de aptitudes paranormales para enfrentarse sola a un incierto destino. En el segundo relato: Los tres monteros negros de Dolores Cruz, se comienzan a mostrar los eventos paranormales asociados a nuestra protagonista, en que se suceden fenómenos completamente irracionales: trenes que se detienen en estaciones sin parada, habitaciones malditas en un hotel, reservas que aparecen y que no contaban en los registros, un militar que se arrepiente de sus actos malvados, una enferma que comienza a caminar después de meses postrada en una cama, y la lucha de una joven misteriosa dotada de poderes paranormales por liberar a tres personas condenadas injustamente a largas penas en una antigua fortaleza de la capital, para que se conviertan en sus guardianes de por vida en las inmensas llanuras del Camagüey. En la curva de la viuda, tercero de los relatos, se narran acontecimientos en torno a una curva sinsentido en un trayecto recto de carretera para bordear las tierras de una mujer envuelta en misterios y maldiciones, a quien llaman la "viuda Dolores Cruz", aunque no es viuda pero todo el que se acerca termina bajo una cruz; y un ingeniero joven enamorado de esta mujer desafiando el peligro que la envuelve, y enfrascado en la construcción de una obra monumental para su época: la carretera central, en los tramos de las inmensas llanuras del Camagüey. Por último, la cuarta y más extensa de las narraciones: "El regreso de los monteros negros", versa sobre el desequilibrio ocasionado entre las fuerzas del mundo y el inframundo, y la necesidad que hagan acto de presencia de nuevo nuestros protagonistas, únicos capaces de aplacar el evento apocalíptico que se avecina, ocasionado por intereses mezquinos de personas sin escrúpulos, que solo ambicionan la riqueza y que por ella son capaces de acudir a todos los medios posibles, por supuesto nada buenos ni ortodoxos. Liberadas las fuerzas incontrolables del inframundo nada hay quien las detenga, salvo personas predestinadas imbuidas de los valores más nobles del ser humano; pero quienes se conoce que los poseen: Dolores Cruz y sus monteros negros, se encuentran desde hace
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