La rubia de la sombrilla

Maxsuel era gerente de un banco y volvía de una visita a un cliente cuando caía una lluvia fina, pero intensa. Él intentó protegerse con la pequeña pasta de cuero donde cargaba papales y bolígrafos, pero acabaría mojándose hasta cruzar la calle y llegar al servicio. Tan pronto como bajó del auto, él vio una chica caminando bajo una sombrilla, lo que llamó su atención.Escuchando música a través de los auriculares conectados al móvil, Carla volvía temprano de clase y parecía estar buscando a alguien para pasar el resto de la tarde. Vistiendo ropas sexys y con segundas intenciones, la rubia ofreció un aventón al desconocido.En vez de entrar en el banco, el hombre casado caminó con Carla hasta la casa donde ella vivía con sus padres, que quedaba en las proximidades.Después de un sexo inusual en el garaje, los dos se convirtieron en amantes, pero el hombre codiciado por varias otras mujeres tendría que desplegarse para atender a todas sin distinción.El marido guapo y atractivo tenía un fetiche y lo repetía con su esposa cada vez que llegaba a casa después de follar con otra mujer, lo que le proporcionaba casi tanto placer como cuando estaba con ellas.Después del fetiche, él aun cumplía un ritual para hacer que el placer y la felicidad durasen mucho tiempo más.