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El relato Cuando crecen las sombras que da tÃtulo a este libro, de José Fernando Suárez Isaza, ha resultado ganador del V Premio Las nueve musas de Relato Breve. Figuran En esta edición las obras Paseo en bicicleta de John Edgard Puente de la Vega Chávez, que obtuvo el Segundo Premio y La intrusa de Mercedes Pajarón Pajarón, ganadora del Tercer Premio. Se incluyen, además, los relatos finalistas Ãngela y los dos vestidos de Juan Pablo Goñi Capurro, Costo-beneficio de, Hugo Maximiliano Portal Vieira Temor de Dios de Patricia Elizabeth Zanatta, El autobús de José Molina Melgarejo y La británica soledad del coronel de Gloria Fernández Sánchez.Auto reseña gramaticalMedellÃn, Colombia, año sesenta y tres. En la distancia, intento adjetivarme objetivamente. Tomo el diccionario: sólo soy un sustantivo común con ansias de calificar. Me detengo largo tiempo en dos palabras: música y publicidad. Afición y profesión. Paso la página. Más adelante, aparecen diversas expresiones verbales en modo infinitivo, conjugadas de manera irregular y en cantidad variable de tiempo, modo y lugar: Vender, enseñar, transportar.... Escribir. Me cayó ese "mal de letras" con el sol casi trepado en lo alto. Vinieron las lecturas, los deslumbramientos, los talleres, los aprendizajes. Fiebres muy altas, ideas que rondan, mal dormir. Efectos concomitantes. Algunas historias son ahora aviones de papel (Quitasol, Lexis, editorial U. P. B., MedellÃn en 100 palabras, Fundación Haceb, editorial Bola de Papel, Mundo de escritores...), valiosos aprendizajes con los que la fantasÃa se ha echado a volar. Otras, aguardan pista reducidas en hangares: un libro de cuentos, una colección de cien microrrelatos en cien palabras, una novela y un "Cajoncito de recuerdos". He cometido versos, pero, ¿quién no ha pecado? Salvo Las nueve musas, que me permite -algo que agradezco- la posibilidad de volar más lejos, es imposible por el momento destacar en mayúsculas un reconocimiento. Puro cuento serÃa. Mas, sigo aferrado a las letras, como si yo fuera su pronombre posesivo, como si de palabra nos hubiésemos comprometido a estar juntos por siempre en un futuro perfecto. José Fernando Suárez Isaza
Flora Saenz fue mi abuela materna, fuerte campesina vasca trasplantada a Valladolid. Firmo estos versos con su nombre porque me ha parecido mejor regalarle un libro que hacerle solo una dedicatoria.María Jesús Miranda Este texto nos propone un recorrido mítico-poético por la historia de la civilización humana, recorrido en el cual, la luna, en tanto presencia física y simbólica, asume un ineludible papel protagónico. La apuesta se redobla al introducir una fábula en la que se presenta a las hermanas luna (Olimpe, Flora... / Sarah, Rebeca, Clara... / Harriet, Mary, Emmeline...), cuyos nombres, siempre de a tres -número primo-, atraviesan los dos últimos siglos hasta que logran multiplicarse o renacer en otras mujeres, aquellas que un día salvarán la tierra, una brillante alegoría que nos remite al empoderamiento femenino que, felizmente, vemos crecer día a día. Por cierto, el tema de lo femenino (o, si se prefiere, del eterno femenino), con diferentes matices, atraviesa todo el libro. Nuevas lunas nuevas, fundamentalmente, es un poema de largo aliento, categoría a la que pertenecen títulos de innegable valía, como las Soledades, de Góngora; Primero sueño, de sor Juana Inés de la Cruz; Altazor, de Vicente Huidobro; La tierra baldía, de T. S. Eliot, o Muerte sin fin, de José Gorostiza.
SINOPSISA principios del siglo XVIII, Felipe Díaz de Argul, marcha desde Asturias a Madrid para iniciarse en el oficio de la escultura en el taller de Juan Alonso de Villabrille y Ron, afamado escultor barroco, alcanzando tras cinco años la condición de maestro. Pronto destaca por su creatividad, capacidad técnica e ideas de cambio, reivindicando la dignidad intelectual, la firma del autor, la persecución de los robos de imágenes y la falsificación de autoría, sin dejar de defender apasionadamente el papel del maestro ni de dudar de los nuevos métodos de enseñanza que se esperaban de una futura Academia de las Artes. Tras completar su formación en Sevilla y retornar a Madrid, es llamado a la capital andaluza por el conde de Miraflores para realizar un informe sobre unas tallas de santa Ana y san Joaquín, pero queda sorprendido por cuanto ve, que considera un fraude. Una vez en Madrid, inicia una investigación tanto por los numerosos robos de imágenes que se están produciendo como la falsificación de autorías. Su gran técnica, originalidad e impresionantes tallas lo convierten pronto en un personaje imprescindible en el mundo de la imaginería religiosa barroca evolucionada, pero su activo protagonismo en las tertulias de escultores, con constantes denuncias por hurtos y alteraciones de autorías, le convierten en alguien incómodo para muchos. Como consecuencia de su empecinamiento, comienza a ser acosado y a recibir anónimos amenazadores que hacen insoportable su vida, desembocando en una situación no deseada.SOBRE AL AUTORManuel Díaz-Rubio es médico, Catedrático Emérito de Medicina de la Universidad Complutense, Académico y Presidente de Honor de la Real Academia Nacional de Medicina de España. Es autor de numerosas publicaciones científicas y libros, entre ellos Los síntomas que todos padecemos (2014), Algunos hitos de la autoexperimentación en medicina (2017), Antología biográfica de médicos españoles del siglo XX (2018), El retorno de Pedro (2019), Cinco doblones de oro (2020) y Mela (2020).NOTA DEL AUTORSirva pues esta novela de ficción histórica como modesto homenaje de recuerdo al maestro escultor Juan Alonso de Villabrille y Ron, también conocido como Juan Ron, nacido en Argul en 1663, que desarrolló su arte con taller propio en Madrid. De su extenso magisterio, cada día mejor conocido, destacan entre su multitud de obras, tanto en madera como en piedra, la Cabeza degollada de San Pablo (1707, actualmente en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid), Nuestra Señora de la Asunción, San Joaquín y San Francisco de Asís (1715, para el Palacio del Elsedo, hoy en la Iglesia de los Padres Escolapios en Villacarriedo), San Juan Bautista (1718, retablo mayor de la Catedral de Badajoz), Santa María de la Cabeza y San Isidro Labrador (1723, Puente de Toledo de Madrid), San Fernando (1726, Puerta del Hospicio de Madrid, hoy Museo Municipal de Madrid), Ecce Homo (1726, Monasterio de las Huelgas de Valladolid), o La Cena, El Prendimiento, El Descendimiento (1727, Parroquia de San María de San Sebastián).
Mathías, natural de Argul, tras casarse con Antonia, va a vivir a un caserío en el cordal de Berducedo. Allí, a finales del siglo XVII, comienza su nueva vida trabajando para Domingo Fernández del Cordal, heredero y señor de una importante e histórica familia de la zona. Su dependencia de él, y luego amistad, le lleva a conocer a Mela, su antigua prometida, la cual, instalada en un caserío cercano, inicia su propio proyecto personal. Aconsejada por Giovanni, un veneciano que aparece en la zona haciendo el Camino de Santiago, su casa pronto se convierte en el centro de atracción de un conjunto de conocidos y extraños, provenientes de lugares cercanos y remotos, que acuden a ella en busca de acomodo, relaciones, negocios, noticias, cultura, entretenimiento y placer.Desde el principio es estimulada por el veneciano para convertirse en una cortesana, a pesar de encontrarse en un lugar inhóspito. Su personalidad, belleza, forma de insinuarse e indefinición para entregarse a los demás, incluso recitando poesías y en medio de los debates sobre la guerra, provocan una gran atracción, entre los asistentes, cada vez más numerosos y deseosos de conseguir de ella favores y noticias. Con el paso de los años y los avatares personales, las relaciones entre todos ellos se van minando, desembocando finalmente en una situación que nunca hubieran sospechado. Un desenlace, en definitiva, que nadie pensaba, ni deseaba vivir.Mela es una historia de amor, celos, despecho, amistad, ambiciones, intereses, confidencias y odio, fraguada a lo largo de los años de la Guerra de la Sucesión Española y buena parte del reinado de Felipe V.
Álvaro, trabajando en la digitalización del archivo personal iniciado por Pedro en 1869, descubre un documento del que no tenían conocimiento las siguientes generaciones de su familia. Partiendo del abundante material estudiado, relata la historia de Pedro a lo largo de casi cincuenta años, tras salir de una pequeña parroquia asturiana hacia Cuba buscando poder dar lo mejor a su mujer y sus hijos. Su vida en ese periodo, impregnada de sentimientos, ilusiones, emociones y pasiones, plena de éxitos materiales y de la consecución de retos personales, contrapone momentos de gran tristeza y otros de enorme felicidad. Sus diversas vivencias, experiencias y emprendimiento de negocios, primero en Güines y luego en La Habana, le llevaron a convertirse en una persona querida y empresario de éxito. Sus conversaciones con los peregrinos en el Camino Primitivo de Santiago, que pasaba por su parroquia, le habían trasformado en una persona inquieta, presa del deseo de saber más. Esta pasión por ser mejor y culturizarse le llevó a convertirse en uno de los personajes más cultos y mejor preparados de La Habana, a la vez que un ejemplo para una sociedad que solo buscaba hacer dinero. Su vida en La Habana, plena de sencillez, pero no exenta de comodidades, se basaba en la relación con las personas a su servicio, bien en su casa o en la empresa, destacando las profundas conversaciones que con ellos mantenía, así como su incorporación posterior a tertulias culturales. Toda esa variada actividad refleja su importante personalidad, el valor del cambio en las personas cuando se lo proponen, y la frustración tan intensa a la que se ve sometido al comprender la dificultad de alcanzar el éxito total como persona. Más de ciento cuarenta años después, la aparición de su testamento perdido devuelve la esencia a los valores positivos de este hombre que marchó a Cuba para hacer fortuna. La generosidad, la lealtad y el amor fueron parte de cuanto siempre consideró irrenunciable en su dilatada existencia en La Habana. Ahí quedaba, entre otras muchas cosas, la Fundación Asturias por las Ciencias, una de sus grandes aportaciones. La vida de Pedro a lo largo de tantos años hace comprender el valor de los compromisos, de la aspiración a saber más, reflexionar mejor, respetar a los demás, ponderar las ambiciones, escuchar a quien habla y profundizar en los valores éticos esenciales del ser humano. El sorprendente final y sus consecuencias ponen de manifiesto la importancia de conservar los recuerdos, el escaso valor del dinero, la renuncia y la trascendencia del cumplimiento de las voluntades personales. La identificación con Pedro y otros personajes de la novela da vida al lector, sumándose desde las primeras páginas a participar en primera persona en las vivencias y emociones que se relatan.
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