Bag om Maria Ana Bidegaray
María Ana Bidegaray fue una mujer adelantada a su tiempo. Condecorada tras la Primera Guerra Mundial por el rey de Bélgica en virtud de su esfuerzo por humanizar la guerra y salvar prisioneros de guerra de campos de prisioneros alemanes, fue también escritora, activista social, madre y una intensa amiga para mí. No ha muerto. Está en mi corazón y en el corazón de su familia y de quienes, en un momento terrible de la humanidad, le debieron salvación. La evoco ahora que no está entre nosotros, aquel día en que joven y hermosa, la vi emerger por el camino que bordeaban las hortensias azules, con una sonrisa radiante que hacía resplandecer sus grandes ojos de ese color indefinido del tiempo, con algo de gris, de verde y azul, con una pala de plata en la mano, refulgente como una espada, allegándose al hoyo cavado en el jardín de su recién inaugurada casa de Malvín, Uruguay.
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