Un mundo paralelo

Andaba un buen día soleado por una calle de una tranquila urbanización cuando en la última casa de dicha urbanización observé una especie de espiral transparente que giraba distorsionando la imagen que tenía detrás. Asombrado decidí meterme en el jardín para verlo más de cerca. Al ir a tocarlo, me precipité hacia el vórtice y al instante aparecí en un paisaje desierto y montañoso. En ese momento me invadió una enorme preocupación por no saber donde me encontraba ni cómo podría volver de nuevo a casa. De pronto, del transparente vórtice salió otra persona. Era el dueño de la casa. Con él atravesaria un mundo donde no rigen las leyes naturales ni científicas, donde nadie cree en la ciencia, la lógica es ilógica y sólo la magia es la que rige. Con esa aventura descubriría quien era realmente mi compañero de viaje y con ello, me descubriría también a mi mismo, salvaría mi vida de un asesino en serie y acabaría siendo feliz