Bag om El Camino de Francia
De qué manera y en qué estado entramos mi hermana y yo en el hotel de las Armas de Prusia; lo que hablamos y lo que pensamos por el camino, no lo sé; en vano he tratado muchas veces de recordarlo. Probablemente no cambiaríamos una sola palabra. Si se hubiera podido notar la turbación que llevábamos, seguramente hubiéramos infundido sospechas. No hubiera sido preciso más para ser conducidos ante las autoridades. Se nos hubiese interrogado, acaso nos hubiesen detenido, si llegaban a descubrir qué lazos nos unían a la familia Keller. En fin, no sé cómo, llegamos a nuestra habitación sin haber encontrado a nadie. Mi. hermana y yo quisimos conferenciar antes de ver a Monsieur y Mademoiselle de Lauranay, a fin de ponernos de acuerdo sobre lo que convenía hacer. Allí estábamos los dos, mirándonos como tontos, agobiados, sin atrevernos a pronunciar una sola palabra.
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